- La Cátedra de Neurociencias de la Fundación Vithas presenta una nueva tesis doctoral, la sexta que obtiene la máxima calificación por parte de la Universidad CEU-Cardenal Herrera
- El estudio ha sido realizado por la Dra. Belén Moliner, directora médica de Vithas NeuroRHB
La cognición social es la capacidad que se desarrolla desde el nacimiento para aprender a comportarse en sociedad y para generar un sistema de valores con el que manejar la propia vida. Se presenta como una de las alteraciones más frecuentemente observadas tras el daño cerebral, afectando directamente a la reintegración de los pacientes una vez han finalizado el proceso de rehabilitación. La Dra. Belén Moliner, directora médica de Vithas NeuroRHB, ha presentado su tesis doctoral, que pone de manifiesto la correlación estadística directa entre la cognición social y la conciencia de la enfermedad. Los resultados evidencian que un tratamiento dirigido y enfocado en la conciencia de la enfermedad permitiría mejorar las alteraciones existentes y el comportamiento social, influyendo de manera directa en la calidad de vida afectiva, social y laboral del paciente.
La tesis titulada “Cognición social en daño cerebral adquirido: relación con la conciencia de enfermedad y con la alteración de la conducta” ha sido dirigida por el Dr. José Piquer, neurocirujano y director de la Cátedra de Neurociencias de Fundación Vithas y el Dr. Roberto Llorens, coordinador científico de Vithas NeuroRHB; obteniendo la calificación de sobresaliente cum laude por parte de la Universidad CEU-Cardenal Herrera.
El estudio nace de la observación llevada a cabo en el propio Servicio de Neurorrehabilitación. “Hemos detectado un número significativo de pacientes que tras realizar un proceso de neurorrehabilitación multidisciplinar y lograr un buen nivel cognitivo y físico, y teniendo, teóricamente, la capacidad para volver a reintegrarse a nivel social, laboral, afectivo e interrelacional, no logran hacerlo”, afirma la Dra. Belén Moliner. Ante esta situación, añade, “decidimos diseñar un estudio para ver qué podía estar pasando en estos pacientes y analizar si podíamos establecer nuevas líneas terapéuticas para ayudarles a mejorar su calidad de vida personal”.
El objetivo de la tesis desarrollada por la Dra. Moliner era estudiar los posibles vínculos entre la cognición social, la conciencia de enfermedad es decir, la capacidad de una persona con daño cerebral adquirido para detectar las secuelas en toda su magnitud; y la alteración de conducta, secuela más limitante y discapacitante a largo plazo en estos pacientes. Para ello se seleccionaron 66 pacientes con daño cerebral adquirido que tras un periodo de rehabilitación habían logrado una independencia en prácticamente todas las áreas de su vida.
En todos ellos, se valoró la cognición social con una tarea de reconocimiento facial emocional, para detectar si los pacientes presentaban alteración o no en la forma de comportamiento social. Además, se introdujo la medición de la conciencia de la enfermedad y de la alteración de la conducta.
Los resultados obtenidos reflejan que el 26% presentaba afectada la cognición social, medida en forma de dificultades para reconocer las emociones en las caras de los demás; estando esta alteración, además, directamente relacionada con la conciencia de enfermedad. Por tanto, los pacientes con una menor conciencia de enfermedad, son aquellos que muestran un peor comportamiento social en su entorno afectivo y social.
“La principal implicación clínica que hemos inferido es que la mejora de la cognición social de los pacientes con daño cerebral adquirido les permitiría mejorar su calidad de vida afectiva, social y laboral; y que puede trabajarse con programas específicos de trabajo de la conciencia de enfermedad, así como con programas de entrenamiento en el reconocimiento de las expresiones faciales emocionales”, asegura la Dra. Belén Moliner.