El Servicio de Daño cerebral del Hospital Nisa Valencia al Mar publica un estudio en la revista Neurología. Analizó a 23 pacientes antes y después del tratamiento con el robot Armeo y todos mejoraron la movilidad después de 36 sesiones.
El servicio de Daño Cerebral del Hospital Nisa Valencia al Mar acaba de publicar en NEUROLOGIA, revista oficial de la Sociedad Española de Neurología, los resultados de su estudio con el robot ARMEO SPRING disponible en el Hospital NISA Valencia al Mar.
El estudio incluyó 23 pacientes que habían sufrido un ictus casi un año antes de empezar el tratamiento. De acuerdo a los resultados de este estudio la funcionalidad del brazo de los pacientes incluidos mejoró significativamente después de 36 sesiones. Además, asegura el director del Servicio, Joan Ferri, “todas las ganancias obtenidas se mantuvieron hasta cuatro meses después de acabar el tratamiento, lo que hace de esta herramienta robótica una gran aliada terapeútica para la rehabilitación del déficit motor braquial y la perdida de función asociada en esta población”.
La pérdida de fuerza o debilidad muscular en el hemicuerpo contrario al hemisferio cerebral donde se produce el íctus es uno de los síntomas más característico de esta enfermedad. “Este síntoma, al que denominamos hemiparesia, es probablemente uno de los síntomas sobre los que más se ha incidido en las campañas de reconocimiento y concienciación de esta enfermedad en la población general”, según comenta Enrique Noé Neurólogo y director de Investigación del Servicio de Daño cerebral del Hospital Nisa Valencia al Mar y Nisa Sevilla Aljarafe.
Además de su alta frecuencia, esta pérdida de fuerza presenta un patrón de recuperación característico. En la gran mayoría de los casos, predomina la recuperación de la fuerza y la funcionalidad de la pierna sobre la del brazo. “En cierta medida- explica Carolina Colomer, médico rehabilitadora y directora clínico del Servicio- nuestro cerebro prioriza la ganancia funcional de aquello que considera mas “útil” como es la capacidad de volver a caminar, dado que ello favorece la vida independiente. Como consecuencia de este fenómeno, muchos de los pacientes que consiguen deambular, continúan teniendo dificultades con el miembro superior”.
De hecho, se estima que alrededor de siete de cada diez pacientes que ha sufrido una hemiparesia debida a un ictus tendrá limitaciones para incoporar el brazo a las actividades de la vida cotidiana.
Hasta la fecha se han empleado distintas aproximaciones terapeúticas para la recuperación motora del miembro superior después de un ictus. A las técnicas tradicionales de fisioterapia, se han incorporado en estos últimos años nuevos enfoques terapeúticos como la terapia por restricción del lado sano, la estimulación eléctrica funcional, el uso de entornos virtuales o los sistemas robóticos, entre otros. “Estos últimos se emplean en neurorrehabilitación desde hace más de 15 años con el propósito de recrear las condiciones que propician el aprendizaje motor, facilitando la repetición activa e intensiva de maniobras integradas en tareas significativas”, según informa Gracia Martinez médico rehabilitador del Servicio.