La prevalencia de la disfunción cognitiva y la demencia se prevén que aumenten dramáticamente durante los próximos 40 años, y las estrategias para mantener la función cognitiva con la edad son necesarias para garantizar el mejor envejecimiento posible.

El neurólogo Dr. Carlos Vilar, comenta que “el cerebro no es inmune al proceso natural de envejecimiento, por tanto no debe verse como un acumulo de síntomas patológicos como si de una enfermedad se tratara. Seguir una vida sana en general permite  llevar de una mejor manera el envejecimiento no sólo del cuerpo, sino también de la capacidad cerebral”.

Los estudios demuestran que este deterioro comienza a partir de los 40-45 años y los cambios del envejecimiento impactan de acuerdo a cada persona ya que en parte tiene su origen en factores internos no modificables como la genética, pero otros muchos son externos y ambientales en los que sí podemos influir. La restricción calórica y hábitos dietéticos saludables, ejercicio físico aeróbico, ejercicio mental, viajar, adaptarse a los cambios sociales, no fumar o no sufrir estrés son algunas de las claves cuya aplicación, total o parcial, hace posible claramente frenar el proceso de envejecimiento cerebral.

La capacidad del cerebro y la mente y la memoria en particular son redes de neuronas y corresponde a la capacidad de éstas mantener las redes incluso si hay menos neuronas. Es por tanto de vital importancia, fomentar los hábitos de lectura, enriquecer el vocabulario o hacer “juegos” de palabras para mantener una mejor agilidad mental y así disminuir la posibilidad de padecer enfermedades como el Alzheimer.