El Hospital Nisa 9 de Octubre acogió ayer una jornada organizada por la Fundación Nisa en la que padres y niños con dermatitis atópica recibieron consejos sobre cómo controlar la enfermedad y evitar el rascado cuando se produce un brote.
Evitar el rascado, fundamental para controlar los eczemas en niños con dermatitis atópica
La dermatitis atópica es la enfermedad crónica más común en la infancia. En los últimos 30 años se han triplicado los casos de niños con atopía en los países industrializados. Los niños con dermatitis atópica sufren picores porque su piel se seca en exceso. “Los brotes producen inflamaciones y eczemas que aumentan la necesidad de rascarse, lo que incrementa el riesgo de infecciones y el engrosamiento de la piel, problema que no hace sino acentuar más el picor. Se crea así un círculo vicioso que, además, genera estrés en los pequeños y puede hacerles más inquietos y excitables”, afirma el Dr. Vicent Alonso, dermatólogo del Hospital Nisa 9 de Octubre.
Información directa a los niños.
La jornada contó con la asistencia de niños y niñas con dermatitis atópica que padecen diariamente la tortura que supone que los adultos les llamen la atención por rascarse cuando sufren unas ganas irreprimibles de hacerlo. Así, aprendieron distintas formas de rascarse sin correr el riesgo de producir una infección. Rascarse con los nudilllos, con las yemas de los dedos o presionando con cuidado la zona irritada son algunas de las formas “permitidas” por los dermatólogos. La aplicación de frío es otra de las vías que reduce la vasodilatación responsable en ocasiones de la inflamación de la piel.
Los pequeños descubrieron fórmulas sencillas al alcance de ellos mismos, como recoger piedras en el parque o en la playa y guardarlas en la nevera de casa para luego colocarlas sobre la zona que produce picor. Para los casos en los que la acción de rascar ha llegado a convertirse en un hábito, los especialistas invitaron a padres y niños a buscar un muñeco al que rascar o, incluso, a coser tiras de belcro en muñecos blandos en las que centrar el rascado
Pautas en higiene e hidratación para prevenir.
La solución pasa por evitar, o al menos espaciar, la aparición de brotes y eczemas. Unos hábitos higiénicos y de hidratación adaptados a las necesidades de las pieles atópicas son fundamentales. En este sentido, evitar baños prolongados o, mejor aún sustituirlos por duchas de no más de cinco minutos –la cal seca la piel y el cloro irrita-, limpiar la piel con productos sin jabón y con aceites grasos (que forman una película sobre la piel e impiden la absorción de la cal), usar la mano para enjabonar en lugar de manoplas o secar palmeando en lugar de frotando son algunas de las pautas higiénicas necesarias para el cuidado de la piel atópica. En cuanto a la hidratación, es imprescindible por su capacidad de proteger, suavizar e hidratar.
Sobre pieles atópicas se recomienda aplicar varias veces al día capas finas en lugar de una solo más densa, ya que una piel “taponada” corre más riesgo de sufrir infecciones.
Conviene, asimismo, lavarse bien las manos antes de aplicar la crema y repartirla sobre la piel con suaves toques. Es importante evitar la aplicación de cremas sobre eczemas o lesiones producidas por el rascado.
El servicio de Pediatría de Hospitales Nisa Valencia participa junto al de Dermatología en estos talleres.