«El sol es como la lluvia, necesitamos protegernos de él para mantener sanos nuestros cuerpos».Este es uno de los mensajes que los facultativos de la Unidad de Dermatología de Vithas Costa del Sol están transmitiendo durante estos días en varios colegios de Málaga y Benalmádena. Dichas visitas se engloban dentro de una campaña para promover la fotoprotección solar en niños con edades comprendidas entre los 6 y 11 años, la cual está gestionada por la Fundación Vithas Nisa en colaboración con BIODERMA.

El equipo de dermatólogos está encabezado por el doctor Enrique Herrera Acosta, jefe de servicio de la Unidad de Dermatología de Vithas Costa del Sol, así como por los siguientes facultativos: José Aguilera, María Victoria de Gálvez, Modesto Martín, Jorge Alonso Suárez y Norberto López. Todos ellos se han dividido por diferentes centros educativos, donde están impartiendo un práctico taller en el que los participantes pueden conocer desde los nocivos efectos de exponerse al sol sin protección, hasta el tipo de crema más adecuado según su edad y tipo de piel, o las horas del día en las que existen mayores riegos de quemaduras. Estas aulas buscan también la implicación máxima de los niños para que sean ellos mismos los que, a posteriori, transmitan esta información al resto de alumnos que no hayan podido presenciar las charlas de los dermatólogos.

Los colegios que este año forman parte de esta iniciativa son los malagueños CEIP Miguel Hernández, CEPR Pablo Ruiz Picasso y Divino Maestro, así como los colegios Maravillas y CEIP Jacaranda de Benalmádena. En todos ellos la Fundación Vithas Nisa está repartiendo pizarras imantadas e imanes con elementos para jugar mientras se aprende a protegerse del sol, así como recortables y folletos con información útil para sus familiares.

Concienciación y prevención como puntos de partida

Uno de los principales objetivos de esta campaña no es otro que concienciar a la población infantil sobre la importancia de protegerse correctamente ante los efectos del sol. En esta línea, el doctor Enrique Herrera destaca que «se puede demostrar científicamente que las quemaduras solares que se producen durante la infancia son un factor de riesgo para el desarrollo de futuros cánceres cutáneos en la edad adulta. Por esta razón es fundamental aprovechar la gran capacidad para absorber conocimientos que tienen los más pequeños de la casa, e ir concienciándolos desde su etapa escolar».

De igual forma, la prevención juega un papel fundamental y debe ser siempre una constante entre los padres y familiares directos de los niños. «Ante cualquier cambio de coloración, forma o tamaño de los lunares debemos acudir a nuestro dermatólogo para detectar lo antes posible cualquier posibilidad de cáncer de piel o melanoma. Con estos talleres pretendemos que los niños sean capaces de detectar en su propia piel cualquiera de estas ‘anomalías’ pero la revisión de los padres es fundamental».