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La atención temprana a niños con tartamudez permite superar o reducir esta disfluencia y los frecuentes problemas de socialización que provoca


La tartamudez es una alteración del ritmo del habla caracterizado por frecuentes repeticiones o prolongaciones de sonidos, sílabas o palabras, que aparece especialmente en la infancia.

  • Un convenio entre la Fundación Española de la Tartamudez y la Fundación Vithas impulsa la elaboración de un Protocolo de Detección Precoz pionero en la atención pediátrica
  • En el proyecto participarán 10 hospitales del Grupo Vithas en Madrid, Málaga, Valencia, Sevilla, Castellón, Vigo y Alicante, y pediatras, neuropediatras y logopedas
  • El convenio abre también una investigación a 3-4 años vista sobre los beneficios de la detección y terapia precoces de la tartamudez en la edad pediátrica.

Madrid, 29 de mayo de 2019. La tartamudez es una alteración del ritmo del habla caracterizado por frecuentes repeticiones o prolongaciones de sonidos, sílabas o palabras, que aparece especialmente en la infancia, a partir de los 18 meses de edad. Un 5 % de los niños de entre 2 y 5 años presenta disfluencias en algún momento, de las cuales el 80 % remite espontáneamente, mientras que el otro 20 % continúa, pudiendo prolongarse y agravarse durante la vida adulta. En la actualidad, las personas con tartamudez representan el 1 % de la población mundial, muchas de las cuales ven condicionada su vida por la dificultad para afrontar situaciones en diferentes ámbitos como el escolar, el profesional y el social.

No existe un único patrón, hay tantas formas de tartamudear como personas con este tipo de trastorno del habla, y además no se presenta de forma constante. Investigaciones recientes en las áreas de la genética, neuroimagen y coordinación motora están demostrando que la tartamudez está causada por un problema de integración de los circuitos neurológicos, y no es originada por componentes externos ni psicológicos. Así mismo, existe una serie de factores de riesgo que predisponen en mayor medida la aparición y desarrollo de la disfluencia como son la historia familiar, la edad del niño en el inicio de la tartamudez, la duración del cuadro, los tipos y velocidad del habla y el género.

A pesar de este escenario, no todos los pediatras derivan al especialista a los niños que, en consulta, presentan algún tipo de alteración en el habla, según la propia Fundación Española de la Tartamudez. Esto dificulta que muchos pequeños puedan beneficiarse de un diagnóstico y atención precoces por parte de logopedas, neuropediatras, etc.

Conscientes de la necesidad de establecer un marco de actuación referente en ofrecer solución clínica a los niños con este tipo de disfluencias, la Fundación Vithas y la Fundación Española de la Tartamudez han firmado un convenio que pone en marcha un ambicioso proyecto de investigación y conocimiento para la obtención en el ámbito asistencial de un diagnóstico temprano de la tartamudez y su posterior tratamiento. El acuerdo establece además la información y difusión de las actuaciones y conclusiones obtenidas como forma de alertar a la sociedad en general y a los especialistas en pediatría en particular de la importancia de tales trastornos.

Con este acuerdo, ambas fundaciones pretenden establecer la identificación y creación de grupos multidisciplinares de profesionales formados por pediatras, logopedas y neruropediatras que promuevan la elaboración y desarrollo de un Protocolo de Detección Precoz en 10 hospitales del Grupo Vithas ubicados en Málaga, Valencia y Castellón en una primera fase, y Madrid, Sevilla, Vigo y Alicante en la segunda.

Ambas entidades colaborarán para formar y sensibilizar a los especialistas sobre la relevancia de la detección precoz de la tartamudez, mediante la realización de actividades docentes y de cursos y sesiones clínicas monográficas. El correcto desarrollo de una política de detección precoz de la tartamudez en consulta resulta ampliamente exitoso si se realiza entre los 2 y los 6 años de edad.

La investigación se prolongará entre 3 y 4 años

La Fundación Española de la Tartamudez recalca que el mejor momento para la intervención siempre será cuanto antes, ya que resulta mucho más eficaz el tratamiento cuando aún no han aparecido conductas secundarias como muletillas, fuerza, evitación, circunloquios o ansiedad. Estas representan además la manifestación del sufrimiento por parte del niño, algo que se debe evitar a toda costa.

El convenio entre las fundaciones de la Tartamudez y Vithas recoge por ello la puesta en marcha de un método de información y seguimiento a los profesionales colaboradores, en el que no solo se informe de la evolución del paciente durante el tratamiento de la tartamudez, sino que además pueda servir de base de estudio para un proyecto de investigación que permita evaluar en un plazo de 3 a 4 años la importancia de abordar con suficiente antelación la tartamudez, pudiendo lograr su eliminación total o parcial.

Tras la firma del acuerdo, el Consejero Director General del Grupo Vithas y Presidente de la Fundación Vithas, José Luis Pardo, ha subrayado que “la Fundación Vithas cumple con este convenio dos de sus objetivos esenciales: fomentar la investigación con traslación clínica; y colaborar con otras entidades que impulsen proyectos que mejoren la calidad de vida de las personas, como es el caso de la Fundación Española de la Tartamudez”.

“Gracias a las numerosas acciones que ponemos en marcha con este convenio –añade José Luis Pardo-, miles de niños con tartamudez se beneficiarán de una atención temprana y profesional, lo que les permitirá superar o mejorar notablemente las limitaciones de este trastorno de la comunicación y, por tanto, alcanzar su pleno desarrollo social y personal. Estoy convencido de que los excelentes pediatras de los hospitales Vithas se involucrarán en este estudio de largo recorrido con la excelencia y compromiso que les caracteriza”.

Por su parte, Adolfo Sánchez García, Presidente de la Fundación Española de la Tartamudez, ha puesto de manifiesto “la necesidad de reivindicar una nueva concepción y tratamiento de la tartamudez. A través de acciones como ésta, reclamamos tanto a los profesionales, como a los futuros profesionales, la necesidad de una nueva forma de relacionarse con la tartamudez, desde el conocimiento, la especialización y las evidencias clínicas”.